viernes, 8 de marzo de 2013

Gusto por el vino y la línea pura de Bermejo

2 obras de línea pura de Eduardo Bermejo 
Buen vino y lienzos que riman girando en torno al joven pintor valenciano Eduardo Bermejo. Punt de Gust en Burjassot fue el lugar elegido para exponer las claras y monocromáticas obras hechas de un solo trazo.
Se pudo degustar vino con la etiqueta y el nombre del artista, al tiempo que se exponían nuevas obras de línea pura. 
Entre los asistentes el Alcalde de Burjassot, Jordi Sebastià, que acababa de presentar su libro 'Llàgrimes de cotó, de pols i de silenci' en la vecina casa de cultura de Burjassot con motivo del 'Dia de la Dona'. También estuvieron Sergio Martín, del colectivo Locurarte quien organizó la exposición y Marisa Pinilla, del Espacio Gastronómico Punt de Gust.
Los asistentes pudieron contemplar la nueva serie de obras de Línea Pura que están a la venta en el local y degustar el vino Eduardo Bermejo tinto y blanco.
Texto: Joaquim Labiós 
Web del pintor: www.eduardobermejo.com
Un momento de la exposición y cata

Sergio Martín del colectivo Locurarte


Obra de línea pura por Eduardo Bermejo

Algunos asistentes 

El público observa la obra de Eduardo Bermejo



De izq. a derecha: Jordi Sebastià (Alcalde de Burjassot), Marisa Pinilla (Punt de Gust),
Joaquim Labiós (Realiza.tv) y Sergio Martín (Locurarte) 

Mujeres con lepra frente a hombres con alma



Un fruto de algodón, una remota zona de India, un poblado, una niña que vive junto a un río de aguas fecales. Su familia acude una vez a la semana a llevarle un poco de arroz, le dan un abrazo y marchan. Una palabra, una mirada, una noticia, vienen unos hombres de lejos que van a pasar de largo como otros, pero estos hombres la van a escuchar, no van  a mirar hacia otro lado. Se van a ir como tantos otros hombres, pero ellos van a intererase por su historia hasta que el copo de algodón empiece a volar. Nunca los volverá a ver. Cogerán un todoterreno y por la noche cerrarán los ojos con un nudo en la garganta, y guardarán algunas historias y algunas fotos para ellos mismos. Para preservar tu dolor, para evitar que los que están allá al otro lado, mirando tu cara en un libro te arranquen un trozo del alma. 
Las mujeres tienen muchos nombres y cada una tiene una historia. Todas tienen  lepra y sufren especialmente por su condición femenina. No han podido tratarse a tiempo porque tienen que trabajar y cuidar de los niños. "Si no cuidan de los niños y van en busca de tratamiento los hombres dejarían morir a los niños de hambre". Y las mujeres pierden parte de su cuerpo, literalmente. Y el tiempo y la tradición les va quitando trocitos. Después las repudian del pueblo y la familia les tiene que alquilar una chabola en medio de la nada. 

Los hombres se llaman Jordi Sebastià y Jordi Pla. El primero ha escrito las historias, el segundo las ha pintado con su cámara. Fontilles les ha ajudado a materializar el proyecto en un libro que da visibilidad a las personas que todavía hay con lepra en el mundo por falta de higiene y de un tratamiento a tiempo. En el ordenador del fotógrafo queda una foto desgarradora, que nunca se va a publicar, y en la libreta del escritor una idea que no nunca verá la luz... Y mientras el mundo gira sin parar me paro un momento y me doy cuenta de que hay entre 2 y 3 millones de casos de lepra en el mundo, que afectan a unos 11 millones de personas, a sus hijos, familias, y que casi siempre tienen nombre de mujer.  
Mientras en un pequeño pueblecito de Vall de Laguar unos pocos ancianos ya curados de la enfermedad respiran el aire de los pinos y echan la vista atrás. Un día alguien les miró a los ojos, y dejaron de ser invisibles. 

Joaquim Labiós (el texto y las fotos se pueden reproducir libremente siempre que se cite al autor). 

El libro se puede comprar con un donativo mínimo de 20 euros. 
Más información en www.fontilles.org